miércoles, 20 de marzo de 2013

Iraq: una guerra que no sirvió para nada

 

Una década desde estas palabras. Así, en declaración a la nación y desde el despacho Oval, el ex presidente George W. Bush anunciaba la guerra a Iraq basándose en una serie de pruebas (las famosas armas de destrucción masiva o la relación entre Sadam Hussein y Al Qaeda) que si despertaron dudas en su momento, ahora se sabe que eran directamente una mentira. 

La cantidad de tinta que se ha escrito para explicar una invasión que sólo se entiende por motivos económicos y geoestratégicos ha destapado mucho más que un fracaso estadounidense en el avispero de Oriente Medio. Las consecuencias de un nuevo estado fallido son las que sufren día a día la sociedad iraquí, un pueblo al que se vendió la caída del dictador y la llegada de una democracia y que, 10 años después, ha desencadenado una sociedad fragmentada, problemas sectarios y una inseguridad permanente. 

Recordamos la situación para la sociedad civil de estos últimos 10 años. 

 Política 

 El 13 de diciembre de 2003, el dictador Sadam Hussein, que había dirigido la vida del país desde 1979, era capturado en un zulo oculto de una granja de Tikrit. Con ello, y su posterior ejecución el 30 de diciembre de 2006, quedaba atrás la historia de un personaje controvertido que contaba en su historial con una purga dentro de las filas de su propio partido, el Baaz; el asesinato de 148 chiíes en Duyail en 1982; los ataques, incluso con armas químicas, lanzados contra el Kurdistán iraquí en la denominada campaña de 'Al Anfal' en 1987 y 1988 y en los que fueron asesinados miles de kurdos; la guerra contra Irán de 1980 o contra Kuwait en 1990. 

Pero no fue por nada de esto por lo que se puso en el punto de mira a Hussein. Por aquel entonces, las relaciones con distintas potencias, incluidas EEUU, y aliñadas con buenos precios sobre el petróleo iraquí hicieron ‘olvidar’ estos asuntos. Pero en 2003 las relaciones estaban más deterioradas y el petróleo jugó un papel determinante. 

En apenas dos años tras ‘Iraqui Freedom’, se celebraban los primeros comicios tras la caída del dictador, dando un vuelco histórico en el que la mayoría chií del país –el 60% de la población es chií duodecimano, el mismo que rige en Irán- conseguía el poder de manos de los suníes –30% del país, de la que era parte el ex dictador-. Y a finales de 2011, Barak Obama retiraba en grueso de sus tropas en el país, dejando solo algunos soldados de ‘apoyo’ al nuevo gobierno. 

Desde entonces, la lucha sectaria y los atentados terroristas copa las pocas noticias que aparecen sobre Iraq en la prensa internacional. Como Presidente de la República, Yalal Talabani nombraba Primer Ministro a Nuri al-Maliki, prometiendo mano dura contra la insurgencia mientras que prometía tender la mano a todos los grupos étnicos y religiosos del país para avanzar en una reconciliación nacional que permita obtener la paz. 

Sin embargo, tal y como apunta David Corral Hernández: “Las acusaciones de despotismo contra Maliki son continuas, las crisis constantes, los atentados habituales, el riesgo de fractura del estado notorio y es más que posible el contagio de la guerra civil que padece la vecina Siria. Además, el ‘bloqueo’ político parece ya característico y no es fácil encontrarle solución. La tensión entre las principales formaciones políticas ni es nueva ni terminó con la retirada de las tropas ordenada desde Washington. Con la bandera estadounidense recién arriada y el eco del último convoy militar aún sonando en la frontera con Kuwait, se produjo un enfrentamiento en el parlamento. Otro más. El bloque Al Iraquiya, encabezado por Allawi, decidía pedir comicios legislativos anticipados y retirarse para protestar por la despótica forma de gobernar del primer ministro, el chií Nuri Al Maliki, [líder del partido chií, Dawa]. Esta decisión abrió una de las peores y más profundas crisis del país y ha convertido a Iraqiya, una formación laica pero con gran respaldo suní, en el blanco de algunas de las decisiones más controvertidas tomadas por Maliki”. 

Es más, al descontento de suníes y kurdos, se le suman las críticas también de los chiíes, como las del poderoso clérigo chií Moqtada al-Sadr, que apoyó en un primer momento a Maliki con sus 40 diputados y cinco ministros. 

Todo esto está llevando a un repunte de la violencia sectaria, especialmente contra la comunidad chií, con numerosos atentados terroristas. Además, Corral Hernández apunta otro problema, “El país está dividido en 18 provincias de las que tres, las de mayoría kurda del norte, están desde 2003 bajo un régimen de autonomía. Pero en los últimos meses son varias ya las provincias que han reclamado la celebración de un referéndum que permita su reconversión en regiones federales”.

Seguridad 

Pero si hay un tema que preocupa especialmente en el país ese es el de la seguridad. Según el organismo Iraq Body Count, sólo en los dos primeros meses de 2013 han muerto 524 civiles a causa de la violencia, con lo que se mantienen las cifras de los últimos años a pesar del aparato de seguridad de Estado. Cada año hay una media de hasta 4.000 atentados lo que hace de Iraq, según explica el analista Fernando Reinares, uno de los tres países del mundo donde la violencia terrorista es más frecuente e intensa. Los otros son Afganistán y Pakistán. 

Según el gobierno iraquí, existen cerca de 30 grupos terroristas operando en el país, aunque el más destacado es el denominado Estado Islámico de Irak. La Rand Corp, ‘Security in Iraq. Emerging Threats as U.S. Forces Withdraw’, señala al recrudecimiento de los atentados y la intensificación por parte de este grupo vinculado a Al Qaeda. Aunque ha perdido parte de la mortalidad que demostró entre 2006-2007, sigue siendo una importante amenaza, provocando, sólo en 2012 una media de víctimas mensual superior al centenar. 

Volviendo a las cifras aportadas por Iraq Body Count, desde la retirada de las tropas de EEUU en 2011, este organismo calcula las víctimas en 4.530 civiles. 2006 ha sido el año más sangriento de todos con 21.539 muertos y 39.329 heridos, según fuentes del gobierno. 

Economía y derechos humanos 

En este apartado citaremos una de las informaciones de Ángeles Espinosa para El País en una entrevista a la activista Hanaa Edwar: “Queda mucho por construir: el respeto de los derechos humanos, la igualdad de género, la justicia social, la vuelta de las familias desplazadas a sus casas… Está siendo un parto muy complicado ”, resume. 

En dicha entrevista, Edwar señala como una de las violaciones de Derechos Humanos más clara, el número de presos que ha día de hoy se encuentran en cárceles iraquíes sin motivo aparente, además de que continúan las detenciones arbitrarias al estilo del dictador derrocado, por no hablar de la situación de la mujer, que retrocede día a día. Pero no es el único dato, la única trasgresión que choca frontalmente con ese ‘ejemplo de democracia’ que EEUU, Reino Unido y España principalmente iban a llevar a la zona: a día de hoy, y a pesar del boom petrolero, el 23% de la población de los 30 millones de iraquíes, vive en la pobreza.

Un total de 60 mil millones de dólares se ha gastado EEUU en la reconstrucción y desarrollo de Iraq. Sin embargo, un informe del Inspector General especial para la Reconstrucción de Iraq dice que de ellos, 8 mil millones de dólares se desperdician. "La infraestructura ha sido totalmente descuidada por los regímenes anteriores y el daño es enorme Hay una necesidad de reconstruir todo que exige decenas de miles de millones de dólares. En total, tal vez algo más de 200 millones", dice el viceprimer ministro iraquí Hussein al Shahrastani.

 

Los suministros de electricidad siguen siendo poco fiables. En promedio una familia iraquí recibe sólo ocho horas de energía al día, lo que hace que las peticiones de más seguridad y electricidad sean las principales peticiones del pueblo, independientemente de que sean suníes, chiíes o kurdos. 

Además, cuatro de cada 10 personas en Irak no tienen acceso a agua limpia. Y a pesar de las mejoras, la mayoría de los iraquíes tienen limitado el acceso a la atención primaria. Se estima que hasta la mitad de todos los médicos han abandonado el país. 

En cuanto al petróleo, la situación es muy distinta. Según la Agencia Internacional de Energía destaca que Iraq logró convertirse en el tercer mayor exportador de petróleo en diciembre de 2012 con una producción de 3.4 millones de barriles (mdb) diarios, por primera vez desde los años 90. Por ello, muchos se frotan las manos y piensan que está en camino de convertirse en mucho más, ya que sólo entre el 30 al 40% de las reservas están explotadas. Así, muchos sueñan con que el ‘petróleo barato’ iraquí pueda suplantar, incluso, a la todopoderosa Arabia Saudí

A todo ello se le suman imágenes vergonzosas que, 10 años después, siguen sin recibir un castigo necesario. Nos referimos a las imágenes de torturas por parte tanto de militares estadounidenses en Abu Ghraib como las de soldados españoles en Diwaniya. 

Con todo esto, la moto que nos vendieron de exportar ‘la democracia’ se ha visto como la mayor y más trágica mentira sobre Iraq. Por el contrario, empresas petroleras estadounidenses han sido de largo, las más beneficiadas, al igual que se han tranquilizado muchos círculos que consideraban al Iraq de Sadam como un enemigo potencial de Israel. Mientras que el pueblo iraquí sigue, lejos de los focos de la prensa, sufriendo las consecuencias de la guerra.

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